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Hierbas y sabiduría: dones naturales

"Buenas muchachas qué se les ofrece, se les tiene yerbabuena, guascas ¿Qué buscan?" Así nos saluda don Joaquín Rodríguez con su aspecto serio pero amable, nos ofrece desde la Martín Galvis para evitar la retención de líquidos, hasta el limoncillo para la gripe, Joaquín Rodríguez con 61 años desempeña la labor como yerbatero desde hace 40, sin embargo este nos dice que desde muy pequeño empezó a aprender de esta labor porque su padre también realizaba la misma.

Joaquín nació en Santa Isabel, en el norte del Tolima, una tierra fría de personas cálidas, allí es donde este yerbatero decidió seguir con la medicina ancestral, puesto que para él el llamado de las hierbas que sintió desde su nacimiento debía ser acogido. El ser yerbatero es una sabiduría que se adquiere con los años y es un largo proceso, ya que como nos menciona Joaquín, para el, “este saber se lo regala a uno el señor y uno va cogiendo experiencia”.

Su día inicia desde las tres de la mañana, hora desde la cual abre su local; allí organiza todas sus plantas y las nuevas mercancías que llegan, los periódicos en donde las envuelve para entregárselas a su público. Después de esto, se dispone a atender a sus clientes que vienen desde muy temprano de las zonas rurales del Tolima a llevar hierbas, para su re-venta.

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La visión de Joaquin hacia el futuro de su oficio, es que los medicamentos que se usan en la actualidad serán reemplazados por la medicina tradicional, regresando al pasado donde todos los males se curaban con plantas einfusiones de estas, ya que su potencial fue tanto que se llega a creer que sirven en el amor. En su local se encuentran exhibidas todo tipo de plantas, las cuales conoce como la palma de su mano, a pesar del parecido de unas con otras, si se le pregunta Joaquín por el uso de cualquiera de ellas, puede decir como mínimo siete usos diferentes de cada planta, así mismo ofrece otros tipos de productos como semillas, cascaras, tallos de plantas y diferentes tipos de ají los cuales además de ser medicinales, también sirven para el uso gastronómico. Como por ejemplo las semillas de ají las cuales son implementadas en recetas autóctonas de la región como el picante para caldos o empanadas.

 

Sus ojos reflejan seriedad pero sin embargo, una felicidad por el amor a su trabajo, él, nos menciona con su voz fuerte pero parca, que lo qué mas le enorgullece de su labor como yerbatero es tener la posibilidad de ayudar a las personas y de aliviar los males que los aquejan, al aparentar ser un hombre de carácter fuerte, sin embargo es una persona amable y “recochera”, cómo lo define Andrea Posada, quien desde hace tres años es cliente fiel y asegura que no le ha fallado con los remedios que ella busca. las hiervasque Andrea viene a comprar cada miércoles de la semana son las pencas de sábila, asegura que le han sido de gran utilidad para el cuidado de su piel a demás de la manzanilla para las agüitas aromáticas, que aseguró son las mejores para el dolor de estomago, para ella, Joaquín ama lo que hace y esto se refleja en el buen trato que tiene con sus clientes, sus consejos en cuanto al uso que se les puede dar a las hiervas son verídicos.

 

Joaquín está casado con María Elisa González desde hace 45 años, ella lo ha acompañado en todo el transcurrir de su vida y ha sido un pilar importante en su crecimiento laboral y espiritual, María y Joaquín tienen 5 hijas, de las cuales dos han decidido, según nos cuenta él, desea continuar con el saber de las hierbas y la medicina tradicional, y de esta manera seguir con el legado, cuando su padre ya no esté.

 

Este yerbatero y su familia, viven en el barrio Galarza y todo lo que han conseguido en la vida se lo deben al dominio del uso de las plantas plantas que tiene Joaquín, las cuales maneja con destreza puesto qué logra calcular simplemente con el puño de su mano cuanto es un “atao”, como se conoce normalmente en la plaza una proporción de hiervas, cuanto son $500, $2.000, etc. Sin embargo, Joaquín asegura que a pesar de saber con exactitud cuánto es el costo de cada “atao” o “racimo”, sus precios también varían de cliente y de su manera de vestir. El guiarse por el instinto y por lo que ve, es una característica propia de su oficio.

 

La visión de Joaquín hacia el futuro del saber del yerbartero, es que los medicamentos que se usan en la actualidad serán reemplazados por la medicina tradicional, regresando al pasado, a la época en donde todos los males se curaban con plantas e infusiones. En estos tiempos su potencial fue tal, que se creía que las bebidas herbales servían hasta para el mal de amor.

 

Don Joaquín o mejor Joaquín como él prefiere que lo llamen mencioná que su profesión es mucho más que, la manera en que se gana la vida, eso es su diario vivir, es su historia y los recuerdos de toda una vida de trabajo arduo y sacrificios en la plaza la 21.

 

 

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